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Santiago de Chile: la capital del streaming de reggaetón de Spotify

Cuando la estrella del reggaetón colombiano J Balvin y el artista puertorriqueño de trap Bad Bunny lanzaron su álbum colaborativo de ocho tracks, OASIS, en junio de este año, cada canción llegó al Top 50 de Chile en el primer día de su lanzamiento. Aunque es potencialmente sorprendente a primera vista, una mirada más cercana muestra que este logro está totalmente en línea con el reggaetón.

Puerto Rico y Panamá pueden ser los lugares de nacimiento del género, y Colombia una potencia actual de producción, pero con más de 400 millones de reproducciones por mes, Santiago de Chile es la capital indiscutible del streaming de reggaetón. En Santiago se toca el doble de canciones de reggaetón que la segunda ciudad de la lista, Ciudad de México (a pesar de que la capital mexicana tiene una población casi el doble del tamaño de su contraparte chilena).

“Lo que estamos viendo con el reggaetón en Chile es un gran testimonio de la potencia absoluta que es América Latina cuando se trata de construir y entregar audiencias para artistas latinos”, dijo Mia Nygren, directora gerente de Spotify en América Latina.

De todas las reproducciones de reggaetón en el mundo, la gente de Santiago es responsable del 10% de ellas. En Santiago, el fanático promedio del reggaetón toca 126 canciones al mes, que es más del doble de la cantidad promedio de canciones que escuchan los fanáticos en otras ciudades donde el género es popular. Y la lista de artistas cuya música recibe más transmisiones en Santiago se lee como un salón de la fama del reggaetón: Bad Bunny, Anuel AA, J Balvin, Ozuna, Daddy Yankee, Nicky Jam (arriba), Karol G, Don Omar. A ellos se unen nuevos artistas como Sech (arriba y a la izquierda), Lunay, Myke Towers, Rauw Alejandro, Jhay Cortez, Tainy, Zion & Lennox, y Dalex.

Esta ciudad ubicada a los pies de la cordillera de Los Andes, lejos de los orígenes costeros del género, ha sido el hogar de muchos fanáticos fervientes del reggaetón desde que el género comenzó a fines de los 90 y principios de los 2000. Lo que ahora se conoce como “reggaetón de la vieja escuela” – primeras iteraciones en el estudio de ese sonido después de que surgiera de sus raíces afrolatinas de reggae, dancehall y hip-hop para luego convertirse en el reggae en español– fue popular desde el principio entre los jóvenes chilenos, específicamente en una subcultura de adolescentes de clase media conocidos como Pokemónes.

Nombrados por la forma en que llevaban el pelo largo, puntiagudo y alisado a un lado como los personajes de la franquicia de animé, los Pokemónes combinaron su sentido único de estilo con opciones musicales idiosincráticas. En Chile, la elección fue el reggaetón, y cualquier fin de semana a principios de siglo se podía ir a Santiago y encontrar adolescentes escuchando a Jowell & Randy, Wisin & Yandel, y Arcangel en fiestas que reunían hasta 4.000 personas en torno a los liberadores ritmos del dembow, que marcaron el sello del género.

Específicamente en Santiago, el amor por los clásicos de la vieja escuela amplifica la emoción por descubrir nuevas canciones, artistas e iteraciones del género también. La ciudad es un centro para personas que quieren correr riesgos, ya sea que eso signifique colaborar con artistas de otros géneros o llevar los límites musicales del reggaetón a otros niveles.

¿Quieres saber por qué los santiaguinos aman tanto el reggaetón? Mira nuestra lista de reproducción Mansión Reggaetón.